Yarumal Missionaries #1533

Who we are and what we do

In Kenya, in our Samburu missions (Tuum, Barsaloi, Lodungokue), we focus on evangelization projects, combining prayer and God’s spirit with social activities to foster community relations and voluntary participation. This includes pastoral support to 11 small settlements and 30 communities, with the aid of six catechists and programs for children, youths, women, and men.

Education and development projects are also central to these missions. We run seven Night – Schools for shepherd children (they are to spend the day herding the cattle), offer educational reinforcement, and have adult literacy classes, especially for women, to enable them to read the Bible. Other initiatives include agroecological gardens, environmental and peace activities, sports events in local schools, empowerment workshops for women, and support for vulnerable children and youths in their education.

Despite these efforts, or perhaps because of them, financial challenges remain. Our Sunday collection averages only $20, making it difficult to fund essential activities like vehicle maintenance, catechist support, and missionaries’ sustenance. The desire to build a chapel, improve parish infrastructure, and drill a water well underscores the pressing needs.

The parishes commemorate the World Mission Sunday, by joining the Universal Church in prayer and fundraising for missions. It’s an opportunity to engage everyone, including children, in supporting missionary work.

Reflecting on his journey, Father Gil, one of our missionaries there, notes, “My experience here has renewed my faith, urging me towards a more dynamic pastoral approach, as advocated by Pope Francis.” He sees his role as bringing abundant life to the people, touching material, spiritual, and social aspects. “The change in the lives of those we serve is gradual. Education is key, and over time, communities become more receptive to the Gospel,” he observes, highlighting the slow but sure transformation in community attitudes towards faith and the Church.

In Northern Kenya, the Catholic Church faces unique challenges. Geographic isolation, cultural differences, and limited resources make the missionary work both essential and difficult.

Quiénes somos y qué hacemos

En Kenya, en nuestras misiones entre Los Samburo (Tuum, Barsaloi, Lodungokue)“ Nos enfocamos en los proyectos de evangelización, combinando la oración y el Espíritu de Dios con las actividades sociales que promueven las relaciones comunitarias y la participación voluntaria.  Esto incluye el apoyo pastoral a 11 caseríos y 30 comunidades, con la ayuda de seis catequistas y programas con niños, jóvenes, mujeres y varones.

La educación y el desarrollo son proyectos que son también centrales en la misión.  Tenemos 7 escuelas nocturnas para los Niños pastores (que pasan el día cuidando del ganado), ofrecemos refuerzos educativos y alfabetización de adultos, especialmente para las mujeres y que así puedan leer la biblia.  Otras iniciativas incluyen jardines agro-ecológicos, actividades por la paz y el medio ambiente, deportes, talleres de empoderamiento para las mujeres y apoyo a niños y niñas vulnerables, para su educación.

A pesar de estos esfuerzos o quizá, debido a ellos, los desafíos económicos siguen ahí.  La colecta dominical llega a $20 dólares, lo cual hace difícil las actividades cotidianas como el mantenimiento del carro, el apoyo financiero a los catequistas, y el sostenimiento de los misioneros. El deseo de construir una capilla, mejorar la infraestructura parroquial y construir una bomba de agua agudizan estas necesidades financieras.

Estas misiones conmemoran el Domingo Mundial de Las Misiones, uniéndonos a la iglesia universal en la oración y la colecta misionera.  Es una oportunidad de involucrar a todos los miembros de la iglesia, incluyendo la población infantil, para apoyar el trabajo misionero.

Reflexionando en su trabajo misionero, el P. Gil, uno de nuestros misioneros allá, dice, “Mi experiencia aquí a renovado mi fe, motivándome a un trabajo pastoral más dinámico, como lo propone el papa Francisco”. El ve su papel allá como el del que ayuda a que haya vida abundante para la gente, en lo material, lo espiritual y lo social. “El cambio entre los que servimos es gradual. La educación es una clave y con el tiempo, las comunidades se abren más al evangelio” anota él y resalta la lenta pero segura transformación en las actitudes de la comunidad con respecto a la fe y a la iglesia.

En el norte de Kenya, la iglesia católica enfrenta desafíos únicos. El aislamiento geográfico, las diferencias culturales y la limitación de recursos hace que el trabajo del misionero sea esencial y muy difícil.

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